Contexto histórico
En Colombia, un país con más de 48 millones de habitantes, 13 millones son pobres y, entre ellos, 4,5 millones viven en condiciones de miseria.
La semana pasada -enero 2 de 2016-, UNICEF reveló que en Colombia 5 mil niños mueren cada año por causas relacionadas con desnutrición. Y el problema del hambre va más allá.
Cuatro de cada diez colombianos sufrían en el 2005 de inseguridad alimentaria, es decir, que no tenían alimentos suficientes de manera permanente, según lo reveló la Encuesta Nacional de Situación Nutricional del ICBF. El panorama para el próximo año, cuando se realizará esta encuesta de nuevo, es desalentador.
En Colombia, cerca de 20 millones de personas no tienen acceso a los productos básicos de una canasta familiar: según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 34,1% de los colombianos vive en la pobreza y otro 10,6% en la indigencia.
Si estas cifras se comparan con las entregadas por la última Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin), publicada en 2010, según la cual el 42% de los hogares del país padece hambre, quizá los datos permitan llegar de nuevo a la conclusión de que la pobreza y la mala nutrición van de la mano.
Pero más allá de las cifras, un grupo de investigadores de la Universidad Industrial de Santander (UIS) y de la Universidad Nacional de Colombia están seguros de que la metodología con que Colombia viene calculando el índice de seguridad alimentaria desde 2005 está lejos de entregar un panorama preciso sobre la verdadera situación dentro de las familias.
A partir de un estudio realizado con 432 hogares de Bogotá, Bucaramanga, Tenjo y Sibaté, los investigadores encontraron que el índice de hambre que señala que, en promedio, 42 de cada 100 hogares se encuentran en esta condición se queda corto para estas regiones, situación que reflejaría lo que puede estar ocurriendo en el resto del país. Asimismo hallaron que, en el mejor escenario, 36 de cada 100 hogares, como mínimo, estarían padeciendo hambre, y, en el peor, 87, como máximo.
Quiero finalizar con una frase que nos inducen a una reflexión sobre la necesidad urgente de un cambio de paradigmas: La pobreza es la peor forma de violencia. Mahatma Gandhi.